martes, 2 de abril de 2013




HISTORIA TRUJILLANA

El sabio Br. Rafael María Urrecheaga

BENIGNO CONTRERAS

Su referencia territorial fue exclusivamente regional, pero, su sabiduría fue más allá tramontando lo internacional. Parece una contradicción, sin embargo, la realidad es que Rafael María Urrecheaga no salió de Trujillo, desde la formación de su cimiente vida intelectual, más sus conocimientos se vincularon con el mundo de la invectiva universal, representando su gran sabiduría.

Su lugar de nacimiento fue la población de La Mesa de Esnujaque, el 21 de agosto de 1826, siendo hijo del vizcaíno Domingo Urrecheaga y de Juana Bautista de La Torre. Su tío, el presbítero Venancio de La Torre, cura de Barinas -Estado Zamora en aquel tiempo- lo tuvo en "La Luz" (pueblito donde moraba el tío) para formarlo en los conocimientos preliminares de su vida, luego de lo cual se fue a Mérida donde recibió el Título de Bachiller en Filosofía y Letras. Se regresa a su terruño natal sin aspirar título universitario que, sin embargo, no le desmereció nunca. Su vocación está en su propia condición de autodidacta lo cual lo plena como una mente universal, sin necesidad de desprenderse de su tierra, como en efecto sucedió, pues, a los 21 años de edad decide trasladarse a la capital de Trujillo, para consagrarse definitivamente.

Joven y entusiasmado de su saber abre una escuela, en 1848, para abrirle paso a sus conocimientos hasta el extremo tal que no pasan desapercibidos y, dos años después, lo llevan a engrosar la fila de los académicos del Colegio Nacional de Varones, nada más y nada menos que regentando las cátedras de Filosofía, Matemáticas y Gramática. Una "luz" para el citado Colegio que venía trasteando por carencia de preceptores y una virtud para el prócer Cruz Carrillo quien, no se caracterizó precisamente por ser hombre de "luces", sin embargo, tuvo la inteligente intuición de acomodarlo en su tierra; le obsequió una casa, conocida como "La quinta", para el reposo y las reflexiones de aquel sabio que comenzaba a despuntar como tal (1). Cruz Carrillo fue un gran mentor de la educación en la etapa de su gestión como Presidente del Estado y en una época en que la educación estaba absolutamente abatida. Urrecheaga comienza su vida plena en la educación secundaria y hasta la universitaria, cuando el Colegio fue erigido en Universidad. En 1852 ya era Vicerector y daba clases de Matemáticas y Geografía. En 1898 dictaba, además de Francés, Trigonometría y Geometría; también dictó clases de Latín. Luego en la gestión de Guzmán Blanco, conociendo éste de sus credenciales, es nombrado Rector del Colegio y Universidad de Trujillo. También fue co-fundador de un Colegio privado llamado "Mendoza", en 1884, conjuntamente con Rafael Rosales, para la especialidad de Educación Mercantil, pero cierra, en 1899, por culpa de la guerra (2). Luego, el presbítero José M. Rosario abre, conjuntamente con Urrecheaga, otro Colegio con el nombre de "Progreso", de poca duración.

Pues bien, este sabio trujillano que se dedicó a la docencia por casi 50 años, manejaba a su gusto los idiomas de Francés, Inglés, Alemán, Vasco, el griego y el latín, y es de él una interesante anécdota ilustrativa que resaltó el periodista Joaquín Delgado en su columna "Infórmese": "Una de esas tardes acertó pasar jinete en buena mula, uno de esos viajeros alemanes de nacimiento, que trabajaban en las casas de Maracaibo, Breuer, Moller, Blohm, Van Diesel, etc, y al saludar el alemán al venerable anciano que le pareció una vieja estampa de la tierra de Israel, Don Rafael María Urrecheaga contestó al saludo en Alemán castizo, valga la expresión. Asombrado el viajero que hubiera en esta humilde provincia un hombre que hablara alemán tan puro, frenó su bestia y se acercó hasta el humilde patriarca; entonces la conversación se engolfó en el idioma de Goethe y de Warner; hablaron de todo, .luego vino una amistad muy cara entre los dos hombres.."(3). Era un gran Gramático y, sobretodo, un consumado Lingüista y, como dice su discípulo y también sabio trujillano Br. Américo Briceño Valero, le hablaba en el idioma respectivo a los extranjeros residentes, a los curas se dirigía en latín y a los científicos en griego, teniendo correspondencia con académicos de Londres y París. Pero, lo más significativo para la historia trujillana fue que rescató el conocimiento sobre la lengua de nuestros antepasados indígenas Timoto-cuicas cuando tradujo el poema ancestral titulado: "Canto guerrero de los Cuicas" y, al respecto también escribe el "Poema épico" referido a la primera fundación de Trujillo. Mas, no sólo eso, sus conocimientos sobre Matemáticas y las Ciencias Exactas tramontaron las montañas andinas y a Europa, y hasta Estados Unidos, fueron a dar sus apreciaciones científicas, tanto es así que les resolvía problemas algebráicos y geométricos; la misma Sociedad Matemáticas de Londres le obsequió un premio de cien libras por haberles resuelto un problema, según acota Briceño Valero (4). Por ese conocimiento, calculó un camino que se conoció como la "carreterita", apoyada económicamente por Guzmán Blanco, a quién se dirigió para su construcción, desde Puente Machado hasta Valera que en el futuro se convirtió en el paso vehicular que sólo existía en la imaginación de aquel Julio Verne trujillano, como lo refiere Joaquín Delgado.

Sin embargo, hay algo que le dimensiona su portentosa sabiduría, según escriben sus biógrafos, y es el hecho de haber estudiado a profundidad la tesis de Arquímedes. Vamos a darle la palabra al mismo Briceño Valero: "Inventó y construyó una máquina térmica economizadora de vapor aplicable a las locomotoras y demás motores de evaporación del agua, modificación que se halla entonces en las máquinas de vapor. Aplicó el principio de Arquímedes a la navegación aérea y, decía él, que si le fuera posible obtener un motor liviano y flexible para aplicarlo a su máquina aerostática, volaría en la atmósfera como los pájaros.de este motor de explosión dispusieron los hermanos Wrigth, en los Estados Unidos angloamericanos, y por eso figuran ellos como los inventores de los aeroplanos, cuando, en verdad el inventor de la navegación aérea es don Rafael María Urrecheaga, trujillano, nativo de un pueblo encastillado en las serranías de los Andes venezolanos" (5). O, como escribió Mario Briceño Iragorry de sus estudios: "Sin conocer el mar, estudió las mareas y calculó la posibilidad de utilizar las fuerzas de las olas como potencia industrial. Los planos que al efecto levantó, fueron enviados al Ministerio de Fomento para su protección. Del Ministerio desaparecieron y es fama que alguien los patentó en Estados Unidos" (6). Pero, qué se podía esperar de la época que le tocó vivir donde los escenarios de las guerras intestinas y estúpidas eran el "pan de cada día", donde las oligarquías conservadoras y liberales hicieron de Venezuela el escenario exclusivo para imponer sus intereses o banderías partidistas y donde la ignorancia era el sustento necesario para acompañar a los caudillos, porque, como siempre pasa, los "exquisitos" de los momentos, con su egoísmo, no conciben el saber sino sólo para su exclusivismo -esto se ve, incluso, en estos momentos donde los nuevos "doños florindos" y "doñas florindas" se angustian porque hoy día se habla de abrir las universidades a la "chusma"-. En una época donde se premiaba el "oscurantismo político" la sabiduría de un hombre como Rafael María Urrecheaga quedaría sólo para ser desconocida.

Como hombre de letras y cultivador de la poesía la prensa le era importante y fundamental. Fue un constante colaborador de "El trujillano" y como tal escribió un ensayo titulado "Periodismo" donde, ponderando su necesidad en la construcción y adelanto de los pueblos y su actitud moral y educativa sobre la política y los gobiernos, señalaba: "El periodismo es el terreno vasto y fecundo donde el hombre de talento y de patriotismo implanta sus semillas, que germinando después poderosamente, adquiere un gran desarrollo, formando luego el hermoso y opulento árbol, cuyos frutos son: el poderío de la Nación, la riqueza pública y privada, la enseñanza del pueblo y en una palabra, el placer y el encanto de una asociación" (7). En el "Eco liberal" del 19 de enero de 1895 hace una extensa exposición que llamó "Honras seculares al Gran Mariscal de Ayacucho" y entre sus palabras se destacan: "¿Quiera el Cielo conceder a Venezuela el inapreciable don de ser madre de una nueva progenie de héroes y virtuosos patricios, cuando quiera que peligre la libertad o la Independencia de la Patria, y que renazcan en su suelo, si acaso se han extinguido, el patriotismo y la virtud que fueron patrimonio de la pasada generación" (8).

Rafael María Urrecheaga fue, a lo mejor, un hombre desubicado en su tiempo o un predestinado, como escribieron, a quien le cupo el placer de llegar a una institución que, como el Colegio de Varones de Trujillo, cubrió una etapa gloriosa de la enseñanza trujillana. Murió a los 81 años, el 21 de agosto de 1907, recogido en ese lar que, a pesar de todo, le brindó grandes satisfacciones. Allí fundó su hogar con la trujillana Rosalía Testa Durán con la cual procreó varios hijos, rodeado de sus amigos y admiradores pero que, como dijimos, la incidencia torpe del desarrollo político no lo supo dimensionar, según se lo merecía. A su muerte su legado intelectual no recibió la atención esperada y sus manuscritos fueron a parar a los estantes de las pulperías. Se decía que, de repente, alguien se conseguía que el envoltorio de una panela lo constituía una de sus hojas manuscritas; a duras penas se logró salvar lo que compuso sobre el legado Timoto-cuicas. Olvidado en el tiempo y desmerecida su labor, apenas el nombre de una escuela subrayaba su nombre, tanto es así que, en 1948, a cien años del comienzo de la labor educativa de aquel ilustre hombre, Mario Briceño Iragorry, quizás molesto, acusaba: "¿Por qué no se ha colocado en la galería de retratos de este Ateneo -el de Trujillo- la figura gloriosa de don Rafael María Urrecheaga?..Y fue Mario Briceño Iragorry quien hizo la sugerencia a la directiva del Ateneo de que sin tardar se procediera a hacer un homenaje aunque tardío, al ilustre sabio trujillano Rafael María Urrecheaga, humanista y políglota que consagró lo mejor de su existencia a la ardua labor educacional de nuestro medio" (8).

NOTAS: (1) Varios. Vida y semblanza de Don Rafael María Urrecheaga. Pág. 8 (2) Contreras, Benigno. La educación trujillana en el siglo XIX. (3) Joaquín Delgado. "Provincia". 1950. (4) Varios. Vida y semblanza..pág. 16 (5) Idem (6) Presencia e imagen de Trujillo, pág. 277 (7) Varios: Vida y semblanzas.. (7) Rafael Ramón Castellanos. Historia del periodismo trujillano en el siglo XIX, pág. 141 (8) Joaquín Delgado. "Provincia" 1950.


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Procesión previa a celebrarse misa de San Benito de Palermo de La Mesa de Esnujaque

 https://youtube.com/watch?v=CRRf9h27fdU&feature=shared