HISTORIA
TRUJILLANA
El sabio
Br. Rafael María Urrecheaga
BENIGNO
CONTRERAS
Su referencia territorial fue exclusivamente
regional, pero, su sabiduría fue más allá tramontando lo internacional. Parece
una contradicción, sin embargo, la realidad es que Rafael María Urrecheaga no
salió de Trujillo, desde la formación de su cimiente vida intelectual, más sus
conocimientos se vincularon con el mundo de la invectiva universal,
representando su gran sabiduría.
Su lugar de nacimiento fue la población de La Mesa
de Esnujaque, el 21 de agosto de 1826, siendo hijo del vizcaíno Domingo Urrecheaga
y de Juana Bautista de La Torre. Su tío, el presbítero Venancio de La Torre,
cura de Barinas -Estado Zamora en aquel tiempo- lo tuvo en "La Luz"
(pueblito donde moraba el tío) para formarlo en los conocimientos preliminares
de su vida, luego de lo cual se fue a Mérida donde recibió el Título de
Bachiller en Filosofía y Letras. Se regresa a su terruño natal sin aspirar
título universitario que, sin embargo, no le desmereció nunca. Su vocación está
en su propia condición de autodidacta lo cual lo plena como una mente
universal, sin necesidad de desprenderse de su tierra, como en efecto sucedió,
pues, a los 21 años de edad decide trasladarse a la capital de Trujillo, para
consagrarse definitivamente.
Joven y entusiasmado de su saber abre una escuela,
en 1848, para abrirle paso a sus conocimientos hasta el extremo tal que no
pasan desapercibidos y, dos años después, lo llevan a engrosar la fila de los
académicos del Colegio Nacional de Varones, nada más y nada menos que
regentando las cátedras de Filosofía, Matemáticas y Gramática. Una
"luz" para el citado Colegio que venía trasteando por carencia de
preceptores y una virtud para el prócer Cruz Carrillo quien, no se caracterizó
precisamente por ser hombre de "luces", sin embargo, tuvo la inteligente
intuición de acomodarlo en su tierra; le obsequió una casa, conocida como
"La quinta", para el reposo y las reflexiones de aquel sabio que
comenzaba a despuntar como tal (1). Cruz Carrillo fue un gran mentor de la
educación en la etapa de su gestión como Presidente del Estado y en una época
en que la educación estaba absolutamente abatida. Urrecheaga comienza su vida
plena en la educación secundaria y hasta la universitaria, cuando el Colegio
fue erigido en Universidad. En 1852 ya era Vicerector y daba clases de Matemáticas
y Geografía. En 1898 dictaba, además de Francés, Trigonometría y Geometría;
también dictó clases de Latín. Luego en la gestión de Guzmán Blanco, conociendo
éste de sus credenciales, es nombrado Rector del Colegio y Universidad de
Trujillo. También fue co-fundador de un Colegio privado llamado
"Mendoza", en 1884, conjuntamente con Rafael Rosales, para la
especialidad de Educación Mercantil, pero cierra, en 1899, por culpa de la
guerra (2). Luego, el presbítero José M. Rosario abre, conjuntamente con Urrecheaga,
otro Colegio con el nombre de "Progreso", de poca duración.
Pues bien, este sabio trujillano que se dedicó a la
docencia por casi 50 años, manejaba a su gusto los idiomas de Francés, Inglés,
Alemán, Vasco, el griego y el latín, y es de él una interesante anécdota
ilustrativa que resaltó el periodista Joaquín Delgado en su columna
"Infórmese": "Una de esas tardes acertó pasar jinete en buena
mula, uno de esos viajeros alemanes de nacimiento, que trabajaban en las casas
de Maracaibo, Breuer, Moller, Blohm, Van Diesel, etc, y al saludar el alemán al
venerable anciano que le pareció una vieja estampa de la tierra de Israel, Don
Rafael María Urrecheaga contestó al saludo en Alemán castizo, valga la
expresión. Asombrado el viajero que hubiera en esta humilde provincia un hombre
que hablara alemán tan puro, frenó su bestia y se acercó hasta el humilde
patriarca; entonces la conversación se engolfó en el idioma de Goethe y de
Warner; hablaron de todo, .luego vino una amistad muy cara entre los dos hombres.."(3).
Era un gran Gramático y, sobretodo, un consumado Lingüista y, como dice su
discípulo y también sabio trujillano Br. Américo Briceño Valero, le hablaba en
el idioma respectivo a los extranjeros residentes, a los curas se dirigía en
latín y a los científicos en griego, teniendo correspondencia con académicos de
Londres y París. Pero, lo más significativo para la historia trujillana fue que
rescató el conocimiento sobre la lengua de nuestros antepasados indígenas
Timoto-cuicas cuando tradujo el poema ancestral titulado: "Canto guerrero
de los Cuicas" y, al respecto también escribe el "Poema épico"
referido a la primera fundación de Trujillo. Mas, no sólo eso, sus
conocimientos sobre Matemáticas y las Ciencias Exactas tramontaron las montañas
andinas y a Europa, y hasta Estados Unidos, fueron a dar sus apreciaciones
científicas, tanto es así que les resolvía problemas algebráicos y geométricos;
la misma Sociedad Matemáticas de Londres le obsequió un premio de cien libras
por haberles resuelto un problema, según acota Briceño Valero (4). Por ese
conocimiento, calculó un camino que se conoció como la "carreterita",
apoyada económicamente por Guzmán Blanco, a quién se dirigió para su
construcción, desde Puente Machado hasta Valera que en el futuro se convirtió
en el paso vehicular que sólo existía en la imaginación de aquel Julio Verne
trujillano, como lo refiere Joaquín Delgado.
Sin embargo, hay algo que le dimensiona su
portentosa sabiduría, según escriben sus biógrafos, y es el hecho de haber
estudiado a profundidad la tesis de Arquímedes. Vamos a darle la palabra al
mismo Briceño Valero: "Inventó y construyó una máquina térmica
economizadora de vapor aplicable a las locomotoras y demás motores de
evaporación del agua, modificación que se halla entonces en las máquinas de
vapor. Aplicó el principio de Arquímedes a la navegación aérea y, decía él, que
si le fuera posible obtener un motor liviano y flexible para aplicarlo a su
máquina aerostática, volaría en la atmósfera como los pájaros.de este motor de
explosión dispusieron los hermanos Wrigth, en los Estados Unidos
angloamericanos, y por eso figuran ellos como los inventores de los aeroplanos,
cuando, en verdad el inventor de la navegación aérea es don Rafael María
Urrecheaga, trujillano, nativo de un pueblo encastillado en las serranías de
los Andes venezolanos" (5). O, como escribió Mario Briceño Iragorry de sus
estudios: "Sin conocer el mar, estudió las mareas y calculó la posibilidad
de utilizar las fuerzas de las olas como potencia industrial. Los planos que al
efecto levantó, fueron enviados al Ministerio de Fomento para su protección.
Del Ministerio desaparecieron y es fama que alguien los patentó en Estados
Unidos" (6). Pero, qué se podía esperar de la época que le tocó vivir
donde los escenarios de las guerras intestinas y estúpidas eran el "pan de
cada día", donde las oligarquías conservadoras y liberales hicieron de
Venezuela el escenario exclusivo para imponer sus intereses o banderías
partidistas y donde la ignorancia era el sustento necesario para acompañar a
los caudillos, porque, como siempre pasa, los "exquisitos" de los
momentos, con su egoísmo, no conciben el saber sino sólo para su exclusivismo
-esto se ve, incluso, en estos momentos donde los nuevos "doños
florindos" y "doñas florindas" se angustian porque hoy día se
habla de abrir las universidades a la "chusma"-. En una época donde
se premiaba el "oscurantismo político" la sabiduría de un hombre como
Rafael María Urrecheaga quedaría sólo para ser desconocida.
Como hombre de letras y cultivador de la poesía la
prensa le era importante y fundamental. Fue un constante colaborador de
"El trujillano" y como tal escribió un ensayo titulado
"Periodismo" donde, ponderando su necesidad en la construcción y
adelanto de los pueblos y su actitud moral y educativa sobre la política y los
gobiernos, señalaba: "El periodismo es el terreno vasto y fecundo donde el
hombre de talento y de patriotismo implanta sus semillas, que germinando
después poderosamente, adquiere un gran desarrollo, formando luego el hermoso y
opulento árbol, cuyos frutos son: el poderío de la Nación, la riqueza pública y
privada, la enseñanza del pueblo y en una palabra, el placer y el encanto de
una asociación" (7). En el "Eco liberal" del 19 de enero de 1895
hace una extensa exposición que llamó "Honras seculares al Gran Mariscal
de Ayacucho" y entre sus palabras se destacan: "¿Quiera el Cielo
conceder a Venezuela el inapreciable don de ser madre de una nueva progenie de
héroes y virtuosos patricios, cuando quiera que peligre la libertad o la
Independencia de la Patria, y que renazcan en su suelo, si acaso se han
extinguido, el patriotismo y la virtud que fueron patrimonio de la pasada
generación" (8).
Rafael María Urrecheaga fue, a lo mejor, un hombre
desubicado en su tiempo o un predestinado, como escribieron, a quien le cupo el
placer de llegar a una institución que, como el Colegio de Varones de Trujillo,
cubrió una etapa gloriosa de la enseñanza trujillana. Murió a los 81 años, el
21 de agosto de 1907, recogido en ese lar que, a pesar de todo, le brindó
grandes satisfacciones. Allí fundó su hogar con la trujillana Rosalía Testa
Durán con la cual procreó varios hijos, rodeado de sus amigos y admiradores
pero que, como dijimos, la incidencia torpe del desarrollo político no lo supo
dimensionar, según se lo merecía. A su muerte su legado intelectual no recibió
la atención esperada y sus manuscritos fueron a parar a los estantes de las
pulperías. Se decía que, de repente, alguien se conseguía que el envoltorio de
una panela lo constituía una de sus hojas manuscritas; a duras penas se logró
salvar lo que compuso sobre el legado Timoto-cuicas. Olvidado en el tiempo y
desmerecida su labor, apenas el nombre de una escuela subrayaba su nombre,
tanto es así que, en 1948, a cien años del comienzo de la labor educativa de
aquel ilustre hombre, Mario Briceño Iragorry, quizás molesto, acusaba:
"¿Por qué no se ha colocado en la galería de retratos de este Ateneo -el
de Trujillo- la figura gloriosa de don Rafael María Urrecheaga?..Y fue Mario
Briceño Iragorry quien hizo la sugerencia a la directiva del Ateneo de que sin
tardar se procediera a hacer un homenaje aunque tardío, al ilustre sabio
trujillano Rafael María Urrecheaga, humanista y políglota que consagró lo mejor
de su existencia a la ardua labor educacional de nuestro medio" (8).
NOTAS: (1) Varios. Vida y semblanza de Don Rafael
María Urrecheaga. Pág. 8 (2) Contreras, Benigno. La educación trujillana en el
siglo XIX. (3) Joaquín Delgado. "Provincia". 1950. (4) Varios. Vida y
semblanza..pág. 16 (5) Idem (6) Presencia e imagen de Trujillo, pág. 277 (7)
Varios: Vida y semblanzas.. (7) Rafael Ramón Castellanos. Historia del
periodismo trujillano en el siglo XIX, pág. 141 (8) Joaquín Delgado.
"Provincia" 1950.
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